Sara, nombre ficticio, siempre había soñado con ser madre. Al cierto grado de incertidumbre que toda mujer experimenta ante la maternidad, a ella se le sumó un miedo atroz por el monstruo de tres letras que desde hace años le acompaña: el VIH.
?En unos análisis rutinarios me confirmaron que tenía la infección y me costó mucho asimilarlo, y...
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