Qué tarde tan linda aquella que paseamos por Briones. Contemplamos los meandros de un serpenteante río Ebro desde el altozano. Nos perdimos por su entramado de callejuelas medievales mientras repicaban las campanas de la iglesia de la Asunción. Subimos a la torre del Homenaje, restos del viejo castillo, para divisar los tejados de esta villa [...
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