Ay, Budapest. Qué sueño subir los peldaños hasta ese mirador de fantasía que es el Bastión de los Pescadores, con vistas al imponente Parlamento y el majestuoso río Danubio. Bañarse en uno (o varios) de sus manantiales geotérmicos -hay más de 80- convertidos en balnearios durante la Belle Époque. Asomarse a las reminiscencias de su [̷...
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